El sentido de nuestras vidas, en busca del tesoro más preciado


“Cuando nacemos, lloramos mientras el mundo se regocija. Vive la vida de manera que cuando mueras, el mundo llore mientras tú te regocijas”

Desde hace algún tiempo que tengo un pensamiento recurrente, que me provoca inquietud e intranquilidad: ¿Cuál es el sentido de mi vida?

Si nosotros no pedimos venir a este mundo y tampoco tenemos control sobre el momento en que nos iremos, nuestra vida debe tener alguna función, alguna razón que le otorgue sentido. Esta cuestión constituye uno de los principales motores de nuestro desarrollo personal, ya que muchos de nosotros vamos en busca de nuestro más preciado tesoro: la autorrealización, que no es más que hallar el sentido de nuestra vida y desarrollarlo al más alto nivel.

Me horroriza pensar en que las semanas, los meses y los años vayan pasando y seguir igual, sin un propósito claro a desarrollar día a día. Poco a poco voy descubriendo que, si nosotros no actuamos sobre nuestra propia vida, ésta se toma la justicia por su mano y actúa sobre nosotros, sin previo aviso y sin preguntarnos si nos gusta o no lo que nos da.

Algo tengo claro, el camino hacia la autorrealización, en mi caso, es hacer aquellas cosas con las que siento que aporto valor positivo a las personas con las que me relaciono. A partir de esta premisa, todavía sigo buscando, aunque poco a poco voy tomando conciencia de que lo que me otorga más felicidad es el dar a los demás lo bueno que hay en mí, sea en forma de amor, comprensión, apoyo, conocimiento… Ya es un principio y estoy satisfecha del mismo.

Un amigo que siempre me aporta interesantísimos puntos de reflexión me hizo la pregunta del millón: “¿Sabes cuál es tu vocación?” Yo le respondí que tenía una ligera idea de lo que realmente hacía bien, de lo que invariablemente me hacía feliz: “Ayudar a los demás”. Pero de eso no se vive (pensé). Él añadió, que estaba seguro de que todos tenemos un propósito en la vida y que el mismo se relaciona directamente con los talentos especiales que nos definen.

Y en eso estoy, atenta a las señales de la vida, para descubrir, paso a paso, cuál es mi vocación con el fin de desarrollar mi persona al máximo y conseguir aportar así un mayor valor a todos los que me rodean.

Un abrazo y hasta pronto amig@s.

1 comentario:

  1. Podría responderte con ese video de "usa protección solar", http://www.youtube.com/watch?v=8yc_ZAQfISs
    Me gustaría poder decirte que a cierta edad sabrás cual es tu vocación, cual es tu misión en la vida, pero no puedo.
    Cambiamos constantemente, nosotros, nuestro entorno y lo único que podemos hacer es adaptarnos y eso conlleva un enorme desgaste, pero quizás tengamos suerte y de repente tropezamos con personas que nos abren puertas a lo que queremos dedicar nuestro tiempo y que ni siquiera podíamos imaginar.
    En esta vida hay un mucho de esfuerzo, pero también un mucho de azar y un bastante de conformismo para ser medianamente felices.
    Vive el momento y se feliz con cuanto te rodea ahora. Los cambios se suceden solos, no hay ni que moverse. La vida te sorprende constantemente para bien y para mal, solo hay una fórmula: la capacidad de adaptación.
    Un beso.

    ResponderEliminar