Mejor vivir sin miedo


"Sin miedo sientes que la suerte está contigo,
jugando con los duendes, abrigándote el camino,
haciendo a cada paso lo mejor de lo vivido,
mejor vivir sin miedo"

"...No hay sueños imposibles ni tan lejos,
si somos como niños, sin miedo a la locura,
sin miedo a sonreír"

(Rosana)


Hola amigos,

¿Qué tal vuestro día?

Hoy me gustaría hablar sobre el miedo. La RAE lo define como "perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario".

Pongamos atención en la última parte de la definición: "riesgo o daño real o imaginario". Aquí está el quid de la cuestión. El miedo suele ser una sensación generalmente "incontrolable", que nos altera la conducta y nos coloca en situación de alerta. Todas las personas sienten miedos, al igual que los animales, pero en el caso de las personas nos hallamos ante dos tipos de miedo: el miedo racional (fundamentado en un riesgo o daño real) y el miedo irracional (fundamentado en un riesgo o daño imaginario).

Si bien el miedo, en todos los casos, se desata por un mecanismo cerebral que se produce en nuestro sistema límbico (encargado de regular las emociones, la lucha, la huida o la evitación del dolor, como formas de garantizar la supervivencia más básica), en casi todas las situaciones cotidianas en que lo sentimos, el miedo NO se fundamenta en motivos de riesgo o daño real (miedo racional), sino que es casi siempre provocado por la imaginación de dicho daño o riesgo (miedo irracional).

Cuando era pequeñita, me despertaba a menudo por las noches y arrancaba a llorar y a gritar, al descubrirme sola, sentada en la cama, a oscuras y sintiendo verdadero miedo a fantasmas, bichos y otras imaginaciones. Obviamente, el miedo que sentía de niña era un miedo irracional 8no fundamentado en ningún riesgo o daño real), comprensible por la edad. Mi madre venía, encendía la luz, me abrazaba, me daba un beso y esperaba a que volviese a dormir plácidamente.

El problema es que el miedo irracional nos sigue acompañando cuando somos adultos. Si no tomamos conciencia del mismo y desarrollamos mecanismos de defensa ante el miedo irracional, no dejamos de imaginar riesgos y daños que ni se han producido ni se van a producir nunca, pero los mismos nos paralizan y nos agreden interiormente de tal forma, que incluso nos cambian, nos pueden arrebatar la ilusión, la sonrisa y nuestros más preciosos sueños de vida. Y el problema es que ningún abrazo ni ningún beso calman dicho miedo y nos vuelven a un sueño plácido como cuando éramos niños.

En cuanto al miedo racional, no debemos obviarlo. Este miedo (a diferencia del anterior) es un miedo sano, que nos protege, colocándonos en alerta para no sufrir un daño real, presente o ante el riesgo identificado de un daño que se producirá en un futuro inmediato. Ante este tipo de miedo (que es el que también experimentan los animales), debemos ser prudentes, cautelosos y utilizar todos nuestros recursos personales para hacerle frente.

Por el contrario, el miedo irracional indicado no lo debemos combatir con la acción sino con la reflexión. Debemos analizar cuáles son los motivos reales de ese miedo (si los hay). Muy probablemente, si intentamos dejar de sentir por unos momentos y pensamos en la sensación y los motivos que la han provocado, nos daremos cuenta que es un daño o riesgo que sólo está en nuestra imaginación, en nuestra mente y, de igual forma que hemos creado ese pensamiento, podemos trabajar para crear el contrario, cerrando la puerta al miedo con una sonrisa que dice "que tonto/a he sido".

Como dice la canción de Rosana, "mejor vivir sin miedo" (sin miedo irracional).
Un video inspirador sobre el tema: "Atrévete a dar ese paso" (en la barra lateral derecha de este blog, en el apartado "Algunos videos para pensar")

Un fuerte abrazo.

"Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar" (Paulo Coelho)

" De lo que tengo miedo es de tu miedo" (William Shakespeare)

"El que teme sufrir, ya sufre el temor" (Proverbio chino)

"El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro" (Woody Allen)

"El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son" (Tito Livio)

"El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo" (Alain)

La culpa tiene la culpa de todo

¡Hola de nuevo amigos!
Hoy estaba reflexionando acerca de la culpa, ya que una amiga me pidió hace unos días que escribiese algo sobre el tema. La verdad es que es un sentimiento que he experimentado muchísimas veces, de una forma descontrolada y que siempre al final se descubre como totalmente improductivo, enemigo de la realización de una vida plena.

La culpa consume nuestra energía, enturbia nuestra gracia y puede llegar aniquilar nuestra ternura. A cambio, nos obsequia con otras formas de sentir, que son sus primas hermanas: la ira, el resentimiento y el odio (odio a los demás y, lo que es peor, odio a nosotros mismos).

La culpa es un sentimiento negativo, un zulo lleno de zepos emocionales que nos atrapan y nos dañan irremediablemente. Nuestro tiempo es un tesoro que no podemos malgastar en sentirnos culpables o en culpar a los demás de nuestros problemas o fracasos. La vida nos obsequia con las adversidades cotidianas para que seamos valientes y progresemos, evolucionemos, crezcamos con alegría. Por favor, no te instales en la culpa, es uno de los sentimientos más cobardes e indignos que he conocido.

Y si te preguntas: ¿Para qué sirve culpar? Por mi parte, no se me ocurre ninguna respuesta positiva. ¿Nos ayuda la culpa a desarrollarnos? Para mí es precisamente lo contrario, la culpa suele ser "la culpable" de nuestro subdesarrollo personal y del de nuestras relaciones con los demás.

Otra pregunta: ¿Te reconforta la culpa? O quizás ¿Es la culpa la que te refugia en un ser que dista mucho de la persona en que deseas convertirte algún día?

Y por último: ¿No te parece que la culpa te paraliza? Personalmente, siempre que la he experimentado me he perdido en un mar de dudas, inseguridades, tristeza y miedo y nunca me ha servido para solucionar mis problemas, para avanzar, para ponerme en acción.

Por lo tanto, puedo declarar y declaro que LA CULPA TIENE LA CULPA DE TODO y es un "sentimiento-desecho" que debemos eliminar de nuestra alma para limpiarla y volver a creer en nosotros mismos y en los demás. La culpa no sirve para nada, ES UN SENTIMIENTO INVÁLIDO que nos aleja de nuestros sueños y nos roba nuestra luz personal.
Amigo, amiga, elimina de tu vida a la culpable de todo, borra de tu existencia la culpa.
Un fuerte abrazo.
Algunas citas, como es habitual...
"Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie" (Concepción
Arenal)
" Las injurias son las razones de los que tienen culpa" (J.J.
Rousseau)
"A la culpa, sigue la disculpa"
"El que esté libre de culpa que tire la primera piedra" (Biblia)
"A grave culpa, suave comprensión"
"De 90 enfermedades, 50 las produce la culpa y 40 la ignorancia"

Cuando nuestros sueños... sólo "sueños son"

Hola amigos,

Después de algunos días sin escribir por motivos personales, vuelvo aquí llena de ilusión para volver a intercambiar pensamientos con vosotros. En este corto tiempo me han ocurrido algunas cosas que me han hecho reflexionar muchísimo acerca de la importancia de nuestros sueños y de nuestra responsabilidad de cuidarlos y hacerlos crecer, sin prisas (está bien...) pero sin pausas demasiado largas...

Para mí, los sueños son los pensamientos más bonitos que podamos tener, ya que están llenos de ilusión, de amor, de belleza, de bondad y de todo lo maravilloso que esta vida nos ofrece. Nuestros sueños nacen desde el fondo del corazón, son la voz de nuestra alma, hecha imagen en nuestra mente y son (estoy convencida de ello) el guión de nuestra vida en un futuro inmediato, siempre que sepamos cuidarlos y los atendamos como se merecen.

El polifacético John Ruskin, escritor, crítico de arte y sociólogo británico, dijo algo que debiéramos no olvidar jamás: "Lo que creamos o lo que pensamos es de gran importancia. Pero más importante aún es lo que hacemos".

Todas las personas tenemos grandes sueños por realizar y pensamos a menudo en ellos. Pero los sueños sólo son esbozos del diseño personal de la vida que deseamos y aquellos, sin la obra del maestro (nosotros mismos) se quedan a menudo en eso, en grandes sueños que no se convierten nunca en realidad. ¿Por qué no trabajamos por cuidar y hacer crecer esos deseos que todos tenemos guardados en nuestros corazones? La gran enemiga de nuestros sueños es la postergación condicional, que los aniquila, disfrazada de expresiones como "cuando tenga dinero...", "cuando mis hijos sean un poco más mayores...", "cuando consiga un trabajo mejor...", cuando, cuando, cuando... Aquí va mi propuesta: ¿Cuándo cogerás el toro por los cuernos de una vez?

¡CUÁNDO VAS A IR A POR TUS SUEÑOS SIN EXCUSAS!
Esos "cuandos" no son más que la justificación de nuestra falta de valor, nuestra falta de voluntad, nuestra falta de confianza en nosotros mismos y lo que es peor, nuestra falta de autorización de que la vida que deseamos es la que exactamente la que nos merecemos... Parece obvio que si no hacemos nada y nos conformamos, si seguimos actuando de la misma forma en que hemos actuado hasta hoy (excusándonos), no nos equivocaremos... Y yo te pregunto:

¿SEGURO QUE NO NOS EQUIVOCAMOS?

Me parece que sí, que nos equivocamos (y mucho). Al no actuar, estamos actuando... pasivamente vemos pasar nuestra vida por delante, llena de esas excusas con las que mal convivimos para justificarnos. Y cada vez más, nuestro corazón se va poniendo triste, en todos aquellos momentos en que debe reprimir y callar la voz de nuestros deseos más íntimos. Nadie está a salvo de no equivocarse. Si actúas, incurres en el riesgo de equivocarte y fracasar. Pero si no actúas, ya has materializado el riesgo, ya has fracasado. ¡Qué horror! ¿No te parece? Nuestros sueños se vuelven realmente imposibles por el efecto de nuestra pasividad, ya que los destruimos para siempre. El problema es que destruimos sólo la posibilidad de que se manifiesten como parte de nuestra vida exterior pero (mala noticia) nuestro yo más profundo sigue deseando, sigue imaginando, sigue soñando una vida mejor y se reprime una y otra vez hasta la depresión, el estrés, la falta de entusiasmo e incluso la pérdida de las ganas de vivir.

TÚ ERES EL RESPONSABLE DE HACER TUS SUEÑOS REALIDAD

Olvídate de que venga un héroe o caballero blanco a rescatarte de tu letargo. Sueña, clarifica tus deseos y ponte en acción, lucha por lo maravilloso que esta vida te ofrece y rechaza imitaciones vitales que no van contigo. Sólo cuando te autorices a decir sí a una vida mejor, lucharás inconscientemente contra tus propias actitudes conformistas y dilatorias, contra tus excusas y justificaciones. Sólo cuando tú sueñes de verdad, con todas las consecuencias, sabiendo que es tu misión conseguir "tu vida soñada", sólo entonces, lo conseguirás.

¡ACTÚA! (...PERO DE VERDAD)

Y actuar es dar el primer paso, sin miedo, como cuando aprendiste a nadar, a montar en bici, a multiplicar y a dividir... Siempre hay una primera vez para todo, cuando todo parece más complicado de lo que realmente es. Sin embargo, cuando pruebas (y lo haces con verdadera pasión y valor) casi siempre tienes éxito ya que, la vida es sabia y si hace crecer en nosotros los sueños y deseos personales es porque nos ha dado los recursos que nos capacitan para hacerlos realidad. Y si al principio no ves todo el camino, no te preocupes, da un paso, luego otro y la vida se ocupará de ir mostrándotelo poco a poco, a medida que estés preparado.

Espero que este post nos sirva a todos para tomar conciencia de nuestro grado de compromiso: sólo nosotros somos los responsables de nuestra felicidad. Toda acción / omisión tiene riesgo. Si todo lo que hacemos o no hacemos es una elección con riesgos y costes de oportunidad asociados, seamos listos y actuemos luchando por nuestros sueños.

Un abrazo y hasta muy pronto.

Ah! Las citas de hoy:


"La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante" (Paulo Coelho)

"Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él" (George Bernard Shaw)

" Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo" (Aristóteles)

"Sólo es capaz de realizar los sueños el que, cuando llega la hora, sabe estar despierto" (León Daudí)

"Cuando nuestros sueños se han cumplido es cuando comprendemos la riqueza de nuestra imaginación y la pobreza de nuestra realidad" (Ninon de Lenclos)

"Realmente soy un soñador práctico; mis sueños, no son bagatelas en el aire. Lo que yo quiero es convertir mis sueños en realidad" (Mahatma Gandhi)

¿Cómo te relacionas con el dinero?


El contenido del post de hoy versa sobre un tema sobre el que he reflexionado durante mucho tiempo: la relación que tenemos las personas con el dinero y cómo la misma puede constituir una limitación a nuestro desarrollo personal y a la consecución de nuestros sueños. Y escribo precisamente hoy porque esta tarde he asistido a una charla en donde el ponente ha expuesto varias de las conclusiones a las que he llegado en este tiempo de búsqueda de respuestas y me ha parecido interesante compartir con vosotros las conclusiones a las que he llegado.


Siempre he pensado que los planes oficiales de educación (primaria, secundaria, universitaria ¡e incluso de postgrado!) no contemplan sesiones formativas para enseñarnos a relacionarnos con nuestro dinero de una forma sana y eficiente. En este ámbito, la educación convencional tiene una enorme laguna y más nos vale empezar a llenarla porque en la mayoría de personas constituye una de las causas principales (si no la más importante) de infelicidad y falta de libertad personal. Piensa en qué información útil tienes sobre tu dinero y si sabes cómo funciona. No te preocupes, una respuesta negativa es la más común.


Estamos en un mundo globalizado, muy tecnológico, que va a una velocidad de vértigo, en donde la adaptación al cambio es fundamental. ¿Y qué hacemos nosotros para adaptarnos? En la mayoría de casos, NADA. Seguimos estudiando la Reconquista como si nuestra vida nos fuera en ello y, en cambio, no distinguimos entre lo que es una inversión y lo que es una apuesta (lo que hace la mayoría de la gente "jugando" en la Bolsa, por ejemplo). Necesitamos urgentemente nuevas herramientas que nos sirvan para sobrevivir en este nuevo mundo, desconocido para muchos y sólo dominado por unos pocos.


Una de las preguntas fundamentales que nos deberíamos hacer en relación a nuestro dinero es: Para qué queremos ganar más? ¿Para qué deseamos ahorrar? ¿Por qué "invertimos" (jugamos a apostar...) en un valor y no en otro? ¿Tenemos claro qué significa tener una hipoteca? ¿Es rentable nuestra política económica personal o si nos preguntan, no tenemos ni idea de lo que estamos haciendo y sus consecuencias? Y pasando ya a un plano más general, ¿podemos decir que nuestro dinero es un "dinero virtuoso"? Deberíamos tomar conciencia, aunque sea sólo para tener la oportunidad de elegir, sobre conceptos como el consumo responsable y la banca ética, por poner dos ejemplos.


Probablemente si te haces estas preguntas, tu respuesta será que, como la mayoría de los mortales, te hallas perdido en una sociedad capitalista sin freno que no sabe a dónde va, ni para qué va, ni siquiera con quién va... Y tú, en medio de todo este caos, cuando te propones ahorrar o invertir (y también gastar) en una vivienda de propiedad, ¿sabes para qué realmente lo estás haciendo?, ¿has valorado todas las alternativas que tienes al alcance de tu mano y sus costes de oportunidad (a lo que renuncias por elegir lo que tienes hoy y no otras opciones)? ¿A qué te conduce tu actual actitud de gasto, ahorro, inversión e incluso trabajo por cuenta ajena? ¿Te sientes bien con tu actual situación económica o te sientes "atrapado"?


En este primer post sobre nuestra relación con el dinero sólo deseo poner sobre la mesa la oportunidad de reflexionar acerca de nuestra relación actual con nuestras finanzas personales, que pensemos en si hemos fijado alguna vez la finalidad de nuestras acciones económicas y patrimoniales, las cuales deberían ser coherentes con nuestro sistema de valores y nuestra lista de sueños personales. Muy probablemente, cuando hayas realizado tal diagnóstico, descubrirás que estás trabajando para una empresa con la que no compartes valores fundamentales para ti, o bien tienes un negocio que no te gusta nada, o quizás gastes todo lo que ganas en necesidades supérfluas de alta combustión emocional.

Propongo en esta primera exposición que desarrollemos una "mentalidad económica". Debemos tener nuestro particular sistema de valores sobre el dinero y actuar en consecuencia para, después de un proceso de optimización de nuestras finanzas y un alto grado de compromiso en realizar algunos cambios en nuestra vida, CONSEGUIR UNA RELACIÓN FELIZ CON EL DINERO, la cual se basa en creencias potenciadoras de la prosperidad. Debemos conseguir que EL DINERO TRABAJE PARA NOSOTROS y no nosotros para él.


En la próxima entrega, os cuento más. Hasta entonces, os animo a que os autodiagnostiquéis para saber dónde estáis y que soñéis dónde os gustaría estar.


Un abrazo.
"Bienaventurado el que tiene talento y dinero, porque utilizará bien éste último" (Menandro)
"Con el dinero a menudo sucede lo mismo que con el papel higiénico" (Upton Sinclair)
"Dinero: un buen siervo pero un mal amo" (Alexandre Dumas -hijo-)
"El secreto de mi éxito está en vender como si estuviera en quiebra, pagando como si me sobrara el dinero" (Henry Ford)
"Era tan pobre que no tenía más que dinero" (Joaquín Ramón Martínez)

¿Para Qué? versus ¿Por Qué?


Siguiendo con el tema del autodescubrimiento, el crecimiento personal y la mejora de nuestro ser, sugiero sustituyamos el tradicional "¿POR Qué?" por una nueva y constructiva pregunta "¿PARA Qué?"

Generalmente, cuando nos hallamos en plena introspección, solemos identificar nuestros puntos fuertes y débiles, fijamos nuestras metas y pensamos en nuestros sueños en función de nuestro pasado, haciéndonos preguntas como: "¿POR qué me ocurrió tal o cual cosa?","¿POR qué siempre actúo así?", "¿POR qué no me llevo bien con tal persona?".

Os propongo sustituir ese heredado "¿POR qué?" por un proactivo "¿PARA qué?". Partiendo de la premisa que el pasado, pasado está y no existe y cuando existió, fue fruto exclusivo de nuestras elecciones en cada momento, al valorar sobre la vida que elegimos llevar de ahora en adelante deberíamos pensar en responder a las siguientes cuestiones: "¿PARA qué elegimos esto o aquello?" "¿PARA qué decimos A y no B?", "¿PARA qué seleccionamos a las personas que deseamos que sigan a nuestro lado?

¡Qué más da el "¿POR qué?" del pasado! (incluso el del presente...). Lo importante es pensar en los múltiples "¿PARA qué?" que determinarán nuestra vida a partir del segundo siguiente. Precisamente clarificando dichos "PARA", nuestras decisiones serán mucho más fáciles porque inevitablemente incorporaremos en nuestro proceso de valoración la opinión de nuestra "esencia personal" (valores, principios y sueños), con el fin de que lo decidido sea coherente con la misma.

Un ejemplo práctico: Si estamos inmersos en una discusión con un hermano o amigo íntimo y estamos a punto de "atacarle" con palabras que le pueden hacer daño, la pregunta más habitual que nos haríamos sería "¿POR qué?" Y la respuesta que seguiría a la misma sería algo así como "Se lo merece", "Él me ha atacado antes", "No soporto que me traten así"...

Mi propuesta es ir más allá, ya que lo que hagamos ahora puede determinar y limitar nuestro futuro para siempre. Si pensamos en términos de finalidad y coherencia con nuestro sistema de valores y objetivos, deberíamos preguntarnos "¿PARA qué?" vamos a hacerle daño y ver si la finalidad es esa o bien estamos disfrazando de agresividad una respuesta que podría ser mucho más constructiva (usando nuestras habilidades relacionadas con la asertividad). Por ejemplo: "Creo que deberíamos dejar de discutir. Probablemente ambos tengamos parte de razón y podamos resolverlo en otro momento, cuando nos calmemos un poco, lo veremos diferente".

Con esta última respuesta, estamos transmitiendo realmente lo que queremos hacer. No queríamos hacerle daño sino "pararle los pies" y lo hacemos de forma no hiriente. La discusión podrá continuar en otro momento, ambas partes tendremos la posibilidad de argumentar lo que creamos oportuno con mayor calma y respeto y la relación no se verá innecesariamente dañada.

El buscar el sentido a nuestras acciones es un buen camino para la mejora de nuestra relación con los demás pero también con nosotros mismos. Si cuando decidimos lo hacemos en términos de finalidad, nos sentiremos más seguros e íntegros y, muy probablemente, no nos equivocaremos tanto como si sólo observamos las causas (esos dichosos "¿Por qué?") que nos han atormentando siempre.

Que seas muy feliz.
Y como no, algunas citas:
"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y de pronto, toda nuestra vida se concentra en un solo instante" (Oscar Wilde)
"Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia delante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único" (Agatha Christie)
Y la mejor:
" ¿Me preguntas POR QUÉ compro arroz y flores? Compro arroz PARA vivir y flores PARA tener algo POR lo que vivir". (Confucio)

No seas un hamster, elige la receta de tu vida

Una de las características definitorias de la sociedad contemporánea es la rapidez en la que se desarrollan los acontecimientos de nuestras vidas. Recibimos 25 SMS al día, 50 e-mails, visitamos 30 veces el Facebook, por no hablar de los múltiples impactos de publicidad explícita y subliminal a la que se ve sometida nuestra mente en cada jornada.

Solemos ir con la lengua fuera para llegar al gimnasio en el escaso tiempo que tenemos para comer y después de una dura jornada laboral, nos las apañamos para leer nuestro libro favorito en el metro, entre los codazos y miradas furtivas de nuestros vecinos de vagón, para acabar el día, antes de llegar a casa, embarcados en la gran aventura de hacer la compra en una gran superficie que (¡oh! ¡qué suerte) cierra a las diez de la noche. Algunos, lo acaban de rematar engulliendo Gran Hermano o Sálvamearggg!)
¿Qué demonios estamos haciendo con nuestra maravillosa existencia?

Y encima nos parece lo más normal, "la vida es así hoy en día", dicen algunos... ¿De verdad nos satisface este ritmo tan frenético? ¿Y dónde esta el tiempo para encontrarnos con nosotros mismos y reflexionar sobre nuestros sueños y crecer hacia su búsqueda? ¿O es que ya no tenemos ni voz, ni voto? ¿Compramos sin más este modelo de vida?

Sugiero que, aunque sea sólo para probar qué tal nos va, nos tomemos un tiempo para pensar qué actividades realizamos en una semana "normal" de nuestra vida y reflexionemos sobre si las mismas son fruto de nuestra libre y consciente elección o bien somos víctimas de un sistema que nos arrastra.

Deberíamos ser responsables de recuperar un espacio de soledad personal sólo para nosotros en el que poder rediseñar, planificar, elegir, valorar y decidir cuáles son los ingredientes que deseamos para la receta mágica de nuestra vida. En otro caso, nos abandonaremos (como hasta ahora) a una vida llena de "ofertas", "deberes" y "compromisos" que, por no ser conscientemente elegidos, nos convertirán en algo así como un hamster que da vueltas y vueltas en la misma rueda y en la misma jaula para ganarse la comida cada día. Y así, hasta el final...

El espacio de soledad personal que os propongo es el entorno idóneo para conectar con nuestro interior y seguir un proceso de autoconocimiento que nos revelará las claves para vivir (y no sobrevivir) una existencia más plena. Un té calentito, música clásica o chill out (según los gustos), cerramos los ojos y a dejar volar el espíritu.... Cuando permitimos que éste vuele sólo, sin mayor atención que el propio autodescubrimiento, los pensamientos vienen y van, dejamos que se vayan mostrando uno tras otro, como si de un desfile se tratara, y cuando acabamos el proceso, muy probablemente tendremos nuevas ideas para nuestro desarrollo en el que pensar y elegir libremente.

Solos en nuestra intimidad tenemos la oportunidad de pintar el cuadro de nuestra vida. Ponemos una persona aquí, otra persona allá. Uno viaje a un lugar remoto en julio, un curso de escritura creativa de septiembre a diciembre... Cada cual tiene sus sueños y lo que compartimos hoy aquí es la conciencia de que sólo nosotros somos los responsables de pensar y ocuparnos de ellos. Y para hacer que las cosas ocurran, antes debemos conocer que deseamos que ocurran. Nuestra soledad nos dará la luz que alumbrará la magia oculta que, en nuestra mente, hace aflorar nuestros sueños.

No seas un hamster, bájate de la rueda por un momento, quédate solo y conviértete en el cocinero de la receta de tu vida, eligiendo los ingredientes que cocinarás cada día, a fuego lento, sin prisa... pero sin pausa.
Algunas citas sobre la soledad:
"La soledad es el imperio de la conciencia" (Gustavo
Adolfo Bécquer)

"La soledad es patrimonio de la edad adulta" (Mika
Waltari)

"¿Por qué en general se rehuye la soledad? Porque son muy
pocos los que encuentran compañía consigo mismos" (Carlo Dossi)

"La soledad es una gran fuerza que preserva de muchos
peligros" (Herni Dominique Lacordaire)

"La soledad es al espíritu, lo que la dieta al cuerpo"
(Marqués de Vauvenargues)

"La soledad es la mejor nodriza de la sabiduría"
(Laurence Sterne)

¿Cuál es el lugar donde subes a respirar?



El lugar donde subo a respirar huele a fresco limón o a café recién hecho con tostadas. Es un lugar en el que puedo estar en la cama todo el tiempo que me apetezca, dando vueltas y más vueltas. Y no existe el despertador.

Subo a respirar a un lugar en que las intensas conversaciones con mis amigos de verdad son oxígeno puro, como el que se respira en las montañas y que me conecta con mi ser más profundo, sincero y limpio.

Respiro en aquel lugar, en donde el mar se funde con mi cuerpo, empapado de sol y de sal, y donde mis manos amasan la arena fina, perdidas en un masaje terapéutico y espontáneo.

Me hace respirar la risa de mis hermanos, los abrazos de mis niñas en Villarrica, el beso de mi amante y la complicidad de mis buenos amigos.

Respiro hondo y digo: "El lugar donde lo hago todo mejor es aquel en el que puedo ser completamente "yo" y "ellos" pueden ser "ellos" sin miedo, sin protocolos, con todo el amor y respeto del mundo.

Debemos agradecer a todos aquellos los que nos regalan su cariño, ya que es un honor poder devolvérselo. Ellos son nuestro oxígeno, con el que respiramos mucho mejor, hoy, mañana, siempre.

¿Y tú, sabes cuál es el lugar donde respiras mejor? ¿Das las gracias a aquellos que te nutren con el limpio oxígeno de su cariño?

Un abrazo, hoy sin más citas.

Descubrimiento Nº 1: ¡Nuestra esencia personal no se negocia! ... Debemos ser asertivos


Cuando abordamos la motivante aventura de ir en busca del tesoro de nuestra plenitud vital, inevitablemente deberíamos "apearnos" en la estación llamada: "Mi esencia personal". Desde bien pequeños nos enseñan normas que observar, deberes que cumplir, metas que deberíamos lograr...


Lamentablemente, sólo en casos muy excepcionales nos han hecho y hemos tenido ocasión de responder a preguntas tan fundamentales como: ¿Qué quieres?, ¿Quién eres?, ¿Por qué haces lo que haces?... Además, por si la situación ya no fuera lo suficientemente complicada, la mayoría de mortales nos hallamos sometidos a diversos prejuicios, opiniones de terceras personas (padres, pareja, jefe...) e imágenes programadas sobre lo que "debería ser nuestra vida ideal".


¡Basta ya!

¡Nuestra esencia personal no se negocia!


Por favor, asumamos el máximo protagonismo en la obra de nuestra vida y actuemos con firmeza y la mayor de las potencias para defendernos que las "inocentes y bien intencionadas agresiones externas". Son como "el gota a gota", nos van matando "lentas pero seguras", aniquilando a "trocitos", un poquito cada día, partes de nuestra personalidad tan genuinas que son claves para nuestro desarrollo y evolución hacia una vida más plena.


¿Y por qué hablamos de negociación? Pues porque la vida es muy compleja y se forma por múltiples interacciones diarias entre nuestro "yo" y los "otros". ¿Y qué ocurre en muchas de esas interacciones diarias? Nos vemos "obligados" (¿por quién?) a escondernos detrás de las "buenas formas", a negociar nuestros sueños y en los peores casos, a ceder en beneficio de una "convivencia pacífica" con los demás. Y la pregunta del millón: ¿Esta actitud (complaciente) nos ayuda a conseguir nuestras metas con mayor facilidad?, ¿Nos sentimos más felices con esta forma de actuar? Si la respuesta es afirmativa, no cambies, muy probablemente lo estés haciendo muy bien y tu estrategia es acertada... El problema es que la práctica totalidad de personas a quienes se les formula esta pregunta responden un "NO" rotundo. Y es que negociar con uno mismo suele tener graves costes personales y muy escasos beneficios.


Os animo a "soltar lastre", a sacarnos de encima esas "losas que aplastan nuestro ser más auténtico". Nuestra esencia es frágil, es el activo más bello que tenemos en el propio patrimonio emocional y debemos gestionarlo eficientemente y con mucho cariño. No podemos "regalar" ni mucho menos "vender" el mayor de los tesoros, nuestra integridad. Ésta se halla constituida por nuestros valores fundamentales y nuestros principios y si fruto de la relación con los demás nos vemos obligados a ceder y negociar con nuestra esencia (¿sí?, ¿seguro que es una obligación o una elección cobarde?) debemos estar atentos a que esta actitud puede causar grandes daños e incluso destruir nuestro valor personal.


¿En cuántas ocasiones has sentido malestar por estar renunciando o faltando el respeto a uno de tus valores o principios fundamentales por complacer o evitar conflictos con las personas de tu entorno? No respondas, únicamente reflexiona en qué situaciones te ha ocurrido y observa si como consecuencia de esa actitud la situación ha mejorado o ha empeorado (no para los demás sino para ti). Como ejemplos más prácticos, podemos identificar situaciones de renuncia a parte de nuestra esencia personal para satisfacer a un jefe, a una pareja, a un amigo, a tu padre... Estas renuncias no suelen ser "grandes renuncias de una sola vez" sino pequeñas erosiones de valor que con el tiempo, nos deforman y casi sin darnos cuenta, nos pueden volver "irreconocibles".


En mi caso sigo trabajando al estilo de la hormiguita, poco a poco, día a día, voy identificando aquellas situaciones en las que mi esencia personal peligra y ante tal riesgo, busco herramientas y recursos que me sirvan para mitigarlo. Uno de los recursos más útiles en esta labor es la asertividad, que es la habilidad o estilo de comunicación que se sitúa en el punto intermedio (equilibrado y eficiente) entre las conductas polares de la agresividad y la pasividad. La asertividad consiste en un proceso de comunicación maduro en el que la persona ni agrede (agresividad) ni se somete (pasividad) a la voluntad de los demás, sino que expresa su opinión y defiende sus derechos, valores y principios con respeto y eficiencia. Por último, el estilo asertivo de comunicación nos permite estar abiertos a la posición de las personas con las que nos comunicamos, a cuyas opiniones otorgamos la misma importancia que a nuestra propia opinión.


Para finalizar el post de hoy, algunas citas relacionadas con la asertividad.


Hasta mañana y que pases un feliz día.




"En la vida te tratan tal y como tú enseñas a la gente a tratarte" (Wayne W. Dyer)


"Si quieres ser respetado por los demás, lo mejor es respetarte a ti mismo" (Dostoievski)


"Ni sumisión, ni agresión. Asertividad" (Walter Riso)


"No hay nada malo en el poder, si se usa correctamente... Lo que hace falta es la comprensión de que el poder sin amor es temerario y abusivo y que el amor sin poder es sentimental y anémico" (Martin Luther King)


"Detesto a las víctimas cuando ellas respetan a sus verdugos" (Jean Paul Sartre)


"Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir No, cuando es NO" (Gabriel García Márquez)


Cultivando el alma a través de los mandalas

"Mandala" es un término de origen sánscrito. Son diagramas o representaciones gráficas simbólicas y complejas, generalmente polícromas, utilizadas en el budismo y en el hinduismo como representación del universo.
Respecto a la estructura del mandala, el centro del universo se dibuja como un círculo inscrito en una forma cuadrada. A partir de los ejes cardinales, se crean diferentes sectores o partes internas. Su forma concéntrica evoca la idea de perfección, por la equidistancia con respecto a un centro, el del universo (interior y exterior al individuo).

Diversas culturas y civilizaciones han representado mediante infinitos tipos de mandalas las fuerzas que rigen el universo, el ciclo de la vida y han constituido para sus miembros un recurso accesible de apoyo para el desarrollo de la meditación. Mediante el coloreo y dibujo de mandalas, podemos ir entrenando a nuestra mente para conectar con nuestro centro (lo que llamamos alma o esencia personal). Mientras disfrutamos dibujando o pintando, la técnica mandálica nos permite canalizar nuestra energía personal hacia nuestro centro, creando un espacio de introspección en el que viajar a nuestro interior, donde todo fluye y aflora "sin pensar", sólo "sintiendo la energía universal" que conecta con nosotros.

La creación de un mandala debe realizarse en calma, con el corazón abierto a recibir lo que el proceso generará. Y el resultado de dicho proceso tendrá causa y efecto en nuestra mayor o menor predisposición al feedback de nuestro centro que, conectado con la energía universal, nos devolverá nuevos conocimientos, nuevas emociones, nuevas revelaciones con las que podremos seguir creciendo y evolucionando.

Podemos utilizar los mandalas en procesos evolutivos generales (etapas de cambios importantes de nuestra vida) o bien usarlos como medio para la resolución de conflictos o problemas más puntuales y concretos que requieran alto grado de reflexión previa por nuestra parte.

El resultado que supone la práctica de la meditación mandálica para nuestro desarrollo personal surge del espacio personal interior conscientemente abierto a través de la creación de un mandala, que constituye el canal directo y transparente a nuestra esencia natural o alma. El "ser más profundo" se manifiesta y aflora en un proceso que es casi mágico y extremadamente íntimo.

El mandala recibe nuestra energía y nos devuelve una energía "renovada" con la incorporación de nuevo conocimiento que estaba esperando ser descubierto. Dicho conocimiento está en todos nosotros, como infinitesimal parte del "todo" (el universo) pero no nos será revelado hasta que estemos "preparados" para recibirlo. La preparación para recibir no es compleja y consiste básicamente en estar comprometidos a crecer y evolucionar, abiertos a conocer nuevas realidades, dispuestos a recibir el feedback de nuestra alma, que es la portavoz de la energía universal.

Mientras dibujamos y coloreamos, dejamos la mente en blanco, "fluimos" y fruto del proceso creativo-meditativo nace el mandala, como representación material del nuevo conocimiento recibido. Un bonito ejercicio complementario es anotar detrás del mandala la situación o contexto en que éste ha sido creado, así como los resultados del proceso (nuevos conocimientos o emociones) que hemos obtenido. A continuación, para seguir creciendo, está muy bien diseñar un sencillo pero comprometido plan de acción personal que reformule nuestra realidad para cumplir con la "nueva misión vital" que el mandala nos ha transmitido.

Hasta aquí, mi pequeña contribución de hoy. Desde hace poquito que dibujo y pinto mandalas y es una actividad que me encanta. Me produce ilusión al iniciarlos, desarrollo de mi creatividad y bienestar durante el proceso y ricos beneficios espirituales e intelectuales los resultados que obtengo al finalizar.
Espero que, si os animáis a probarlo, os guste tanto como a mi.
Os dejo aquí un link interesante por si deseáis seguir explorando:
También tenéis un video sobre Mandalas en el espacio "Algunos videos para pensar" de este blog.
Un fuerte abrazo.

La rueda de la vida

Cuando nos disponemos a explorar nuestro interior, muy a menudo sentimos que "algo no acaba de funcionar" pero, por más que pensemos en ello, no siempre conseguimos dar con la causa de esa sensación.
¿Cuántas personas parece que lo tienen todo para ser felices y no se sienten satisfechas con su vida?
Algo pasa, algo no les encaja y no se sienten en calma... Otros se ven inmersos en procesos de búsqueda estériles que duran varios años. Y en los peores casos, caen en la dependencia de terapias varias que no les ofrecen ningún resultado de mejora.
A veces, sí tenemos claro uno o dos de los ámbitos concretos que deseamos/podemos mejorar pero en la mayoría de las ocasiones, esta identificación no es nada fácil y nos perdemos en un cuadro global y difuminado de motivos que, por alguna extraña razón, no somos capaces de percibir con la nitidez necesaria para poder "atacarlos".
¿Por qué nos abandonamos a círculos viciosos o zulos psicológicamente devastadores? ¿Por qué no cogemos "el toro por los cuernos" y empezamos a dejar el miedo a conocernos en el pasado para poder construir un futuro lleno de experiencias increíbles?

La "Rueda de la Vida" es una herramienta muy útil (y divertida) a través de la cual podemos llegar al meollo de los aspectos más importantes de nuestra existencia, explorar la situación actual de los mismos y reflexionar acerca de la situación más deseable para nosotros.

El ejercicio de construcción de la propia rueda no es tarea baladí, ya que exige grandes dosis de paciencia, esfuerzo, valentía y sinceridad con uno mismo. Constituye un proceso analítico e íntimo que frecuentemente conlleva un elevado impacto emocional (no siempre en la línea esperada cuando se inicia el mismo) pero tremendamente útil para "poner los puntos sobre las íes" y seguir creciendo exactamente cómo y hacia donde deseamos.

¿Cómo construir tu Rueda de la Vida? Es un proceso sencillo:

1. Toma bolígrafo y papel y dibuja un círculo dividido a modo de "quesitos" en tantos ámbitos como quieras analizar. En el ejemplo de la ilustración, verás los siguientes ámbitos:
- Familia
- Amigos
- Crecimiento Personal
- Dinero
- Salud
- Trabajo
- Entorno
- Ocio
- Amor

2. Teniendo en cuenta la situación real actual, anota una puntuación del 1 al 10 en cada uno de ellos (10 es la puntuación máxima) y dibuja el "quesito" correspondiente de mayor o menor tamaño en función de los puntos asignados a cada ámbito. Esta es la rueda de tu vida hasta el día de hoy.

3. Y ahora viene lo más interesante, definir la puntuación que deseas a partir de ahora. Existen expertos en coaching que sostienen que la "rueda deseable" es aquella en la que todos los ejes puntúan 10. En mi opinión, la vida no es una ciencia exacta y no es necesario "estar a todas" e invertir los mismos esfuerzos para mantener en un mismo nivel todos los aspectos. Por el contrario, me parece mucho más libre y creativo el proceso personal que lleva a reflexionar acerca de los aspectos más importantes para nuestro bienestar (serán diferentes para cada una de las personas) y en función de dicha importancia optaremos por asignarles mayor o menor prioridad, invertiremos más o menos tiempo y esfuerzo personal en mejorar y, en definitiva, más o menos puntuación en nuestra "rueda deseable particular".

Por último, indicar también que la Rueda de la Vida es dinámica y la podemos asimilar al balance de situación actual (rueda real actual) y previsional (rueda deseable) de una empresa. No dejan de ser "fotos" de hoy y del mañana que imaginamos en el día de hoy. Pero la vida de las personas cambia a medida que éstas crecen y evolucionan por lo que os animo a realizar este ejercicio tantas veces como lo necesitéis y os recomiendo que, como mínimo, una vez al año, os sentéis a tomar un té con vosotros mismos y, en calma, construyáis vuestra Rueda de la Vida Personal.

¡Animaros a probar! (yo me lo paso "pipa" cada vez que me pongo a ello, ¡es adictivo! y también proactivo, ya que te induce a realizar cambios que ni te planteabas al iniciar el proceso).

Un abrazo y ¡a jugar!

Cena de viejos amigos, recuerdos y presentes


Acabo de llegar a casa, después de disfrutar de una animada y energizante cena de viejos amigos. La mayoría de nosotros nos conocimos con 4 añitos de edad y pasamos juntos toda nuestra infancia y parte de la adolescencia en el colegio. Compartíamos clases y juegos en el recreo. Lo que más me gustaba era "la hora del comedor" en la que los niños que teníamos mamás y papás trabajando, nos quedábamos a comer en la escuela y disfrutábamos de casi tres horas adicionales de recreo diario. Esos fueron tiempos muy felices para mi (y creo que para la mayoría de mis amigos) y fue en esa época en donde empezamos a aprender las reglas de socialización, a ocupar nuestros primeros "roles" dentro del grupo y a establecer las primeras "relaciones" de nuestra vida.


Esta noche, después de más de 30 años, muchas cosas han cambiado en nuestras vidas. Algunos están casados, tienen hijos, un trabajo estable. Son personas "adultas responsables y con una vida como Dios manda". Otros, como yo, siguen buscando su lugar en el mundo, sin conformarse a vivir el presente conforme a normas externas o estereotipos que no van con ellos. No hemos tenido tanta suerte y nuestro corazón y mente nos llevan inevitablemente por otros derroteros...


Unos y los otros no parecen ser más o menos felices en función de su situación diferente ("normal para la edad" vs. "en búsqueda constante"). Parece ser que la vida ofrece las mismas oportunidades de éxito y de fracaso, de alegría y de pena, de plenitud o vacío interior a aquellos que llevan una vida conforme a lo que se esperaba de ellos como a aquellos que han decidido romper con las normas y explorar nuevos caminos en busca de su propio lugar y forma de estar en el mundo...


No obstante, cuando escuchaba a mis amigos que son padres, he reparado en que buena parte de su conversación se centraba en la vida de otra persona, la de sus hijos, y en algún momento alguien ha hecho alusión al "egoísmo de algunas personas que no tienen hijos por no perder su libertad". Esta afirmación me ha perdido en mis pensamientos durante unos minutos y en mi fuero interno, he concluido que no estoy en absoluto de acuerdo. Creo que los que todavía no hemos decidido traer a otra personita al mundo tenemos diversas razones (todas tan lícitas como las que movieron a los padres a procrear) para no haber sido padres todavía. En mi caso concreto, ¿cómo voy a perder mi libertad individual si todavía sigo luchando para ganarla? ¿cómo voy a plantearme cuidar de alguien más si todavía estoy aprendiendo a cuidar de mi propia vida?


Del pensamiento anterior he vuelto a aterrizar en el abominable mundo de los estereotipos y me he vuelto a sentir incómoda al pensar que en la mente de alguno de mis amigos podía estar hirviendo un sentimiento de compasión hacia mi por ser una chica en la mitad de sus treinta, sin pareja y sin hijos todavía (porque según han dicho también, "los hijos se han de tener cuando eres joven"). Pero instantes más tarde he recordado la suerte que tengo de estar como estoy, libre para decidir sobre mi propio destino, sin más ataduras que mi voluntad y mis sentimientos. Y para nada me siento egoísta por no decidir todavía (no sé si lo haré algún día) ser madre. Tengo derecho a ser feliz aún siendo una persona adulta independiente y sin compromisos familiares.


Mi inquietud intelectual, mi carácter curioso, mi ambición por conocer el mundo, mi gusto por las nuevas experiencias... Todos estos aspectos son los que me han llevado a esta situación, soy consciente que la misma cada vez es más escogida y que mis decisiones son coherentes con mis sueños y mi escala de valores. Y con estos pensamientos, siento que cada día recupero una parcela más de mi poder personal, desde el cual, puedo reflexionar, crear, compartir con los demás mi existencia y el proceso de crecimiento que estoy experimentando. Todavía no estoy preparada para nada más y me autorizo a negar que sea "rara" por desear vivencias que "no estaban programadas para mi".


La vita e bella y debemos dar las gracias por ser conscientes del potencial personal que tenemos si sabemos aprovechar las infinitas ventanas de oportunidad que se nos plantean cada día. Una oportunidad es decidir ser madre. Pero existen otras muchas a explorar que, escogiendo la primera, se convierten en costes de oportunidad que hoy no estoy todavía dispuesta a asumir.


Los recuerdos que han contado mis amigos me han llenado el corazón. Los presentes que han compartido han sido eso, presentes (regalos) para mí que, de nuevo, me han demostrado que estoy en el buen camino, el camino de la libertad de elección individual.


Hasta pronto.

¿Virtudes o Defectos? La importancia de ser conscientes de cuáles son nuestros valores


La reflexión de hoy va sobre el apasionante mundo de las virtudes y los defectos, sobre cómo nos autoflagelamos, centrándonos en todos aquellos puntos negros que ensombrecen nuestra personalidad y sobre cómo, por si no fuera suficiente, también solemos sentirnos eclipsados por el brillo de todas las virtudes que vemos en los demás y que no hacen más que recordarnos que, de nuevo, no estamos a la altura.

¡Basta ya! ¡Todos estos pensamientos son tan imaginarios como sus contrarios! Poco a poco he ido comprendiendo que una existencia más o menos feliz se fundamenta en tomar conciencia de la suerte que tenemos, que no es más que querernos tal y como somos, ser lo que ya somos es la mayor de las aventuras que podamos emprender en este mundo, ya que no es fácil ser genuino en un universo lleno de copias, modelos y estereotipos de lo que debe ser una persona feliz y de éxito.

Y aunque mi sugerencia es siempre velar por un sano equilibrio y gran respeto para garantizar una buena convivencia con los demás, precisamente la floración de nuestros peores defectos son una gran oportunidad para explorar nuestro mundo interior e intervenir en su mejora, siempre que decidamos que algo en nosotros sería mejor si fuera diferente. Es por ello que estoy siguiendo un plan que se centra en no ver los defectos como puntos negros irresolubles de mi persona sino como áreas de mejora, sin prisas, sin agobios... Ya que la suerte que tenemos si decidimos seguir esta aventura es que la misma durará toda la vida.

Sugiero que diferenciemos dos aspectos de una misma realidad: defecto/virtud y valor. Lo explicaré con un ejemplo. La generosidad, en principio, se percibe como una cualidad positiva de las personas, como una virtud. No obstante, la generosidad no siempre es una virtud, ya que esta cualidad no procede en muchas de las circunstancias vitales en las que nos hallamos. ¿La generosidad indiscriminada es una virtud? ¿Tenemos un patrimonio emocional infinito que nos permita regalar generosidad ilimitada a todos sin seleccionar a quien la obsequiamos? ¿Cuántas personas tienen consecuencias negativas y vidas desdichadas por una generosidad mal entendida?¿Es justo dar a todos por igual, lo necesiten o no, lo merezcan o no?

Con esta reflexión puntual deseo llamar la atención sobre la importancia de contemplar nuestras "virtudes" y nuestros "defectos" como puntos o diferentes niveles en un continuum que denominaremos "valor personal". El valor personal de la generosidad, lo tengamos desarrollado mucho o poco, puede ser virtud o defecto, dependiendo de la situación en la que nos hallemos. Y es aquí en donde toma relevancia uno de los descubrimientos más útiles que podemos hallar en nuestro proceso de desarrollo personal: la "conciencia situacional". Es clave ser conscientes en cada momento de la situación concreta en que nos hallamos, para interpretar adecuadamente la realidad que estamos viviendo y poder interpretar adecuadamente los hechos para pasar a la acción. Un mismo valor se puede tornar virtud o defecto en función de la situación concreta en que el mismo deba ser aplicado y, como no, en función de nuestra propia escala de valores para cada tipo de situación.

Como conclusión, transmitiros la buena noticia de que, si así lo deseas, nunca más te deberías preocupar de tus defectos (a partir de ahora los podríamos denominar "áreas de mejora") ni tampoco alardear de tus virtudes, ya que virtud y defecto son las dos caras de una misma moneda, el valor de que se trate y éste será positivo o negativo (virtud o defecto) en función de la situación en la que deba aflorar. Y si estás de acuerdo con esta reflexión, te animo a que tomes el compromiso de revisar tu "escala de valores" y ver cómo deseas estar en el mundo en cada situación. Esta decisión nada tiene que ver con normas morales impuestas por terceros, depende sólo de ti, de tus principios, de la formación de tus propios criterios y de la visualización de la persona que quieres ser en realidad, corrijo, de la persona que ya eres y que quizás no te atreves a mostrar al mundo.

Por último, la frase del día:

"La virtud es la disposición voluntaria adquirida (hábito), dirigida por la razón y que consiste en el término medio entre dos vicios" (Aristóteles)


Hasta muy pronto amig@.

El mayor de los riesgos es no arriesgarse


Cuando dejamos que el destino decida por nosotros, dejamos de vivir un poco (bastante, diría yo...). Muy a menudo pienso en mi infancia, cuando creía que me iría haciendo mayor y mi vida se iría llenando de felices experiencias de una forma más o menos programada, en función de lo que me habían transmitido mis padres.

Hasta cierta edad esa imagen se fue convirtiendo en realidad: estudié y estudié, hasta terminar con éxito dos carreras universitarias y varios postgrados. Hallé mi primer empleo y después un segundo trabajo mucho mejor que el primero. Tuve un novio, luego otro y con el tercero me casé. Compré una vivienda y firmé la correspondiente hipoteca. En fin, llevé la vida que el destino me había deparado... Una buena vida, llena de comodidades.

¿Y qué ocurrió en aquel tiempo con mis sueños? Entre tantos planes ajenos ejecutados a la perfección por esta buena chica, ¿hubo lugar para intentar volar? ¿me escapé alguna vez o no hubo hueco para la travesura y la valentía en todos aquellos años?

Lamentablemente, debo confesar que mi vida transcurrió conforme a lo planeado para una chica como yo, ¿felizmente...? No para mí... Y un día desperté, me divorcié, empecé a ser consciente de que ese "trabajo para toda la vida" estaba aniquilando toda mi creatividad y mi pasión por la vida y hace poco también me empezó a pesar demasiado la hipoteca y la propiedad que la causó... Y me pregunto: ¿es esto la vida? ¿la vida es una sucesión de planes sin margen para el desvío?

De mi reflexión sobre las anteriores cuestiones concluí, llena de emoción, que había estado muy equivocada. Nadie me obligaba a seguir los estereotipos, ni el camino marcado para "una chica como yo". Tenía mi destino entre mis manos desde siempre, pero ni lo había visto... Había estado muy ocupada en cumplir y no había tenido tiempo para soñar, elegir y arriesgarme a tomar la senda que más interesante me pareciera...

En ese momento, me sentí profundamente feliz, había empezado a recuperar (o ganar por primera vez) un poder personal hasta entonces desconocido, el cual me impulsaba a soñar nuevos paisajes y decorados en los que mi vida podía desarrollarse. El marco vital al que me había sometido desde que tenía uso de razón se estaba desdibujando para dejar paso a un nuevo entorno, sin límites, sin obstáculos ajenos a mi propia voluntad.

Y aquella nueva situación implicó compromiso y responsabilidad, ya que la vida no la debí haber dejado nunca al azar... Por eso decidí implicarme y tomar riesgos.

¿Y qué es el Riesgo? "Riesgo" significa atreverse a crecer, aceptar nuevos retos, adquirir compromisos, apasionarme, apostar por la vida pero sin subestimar los peligros con los que me voy encontrando, a fin de poder controlarlos... Tomar riesgos significa reflexionar, plantearnos dudas, cuestionar lo que siempre hemos hecho y resolver todo aquello que no nos acaba de convencer...

¿Y el mayor Mitigante de Riesgo? Estoy descubriendo que una de las formas para cubrir muchos de los riesgos vitales a los que nos enfrentamos es no buscar la seguridad fuera de nosotros mismos y atrevernos a ser tal y como somos, ilusionarnos, pensar a menudo en nuevos proyectos...

Y en eso estoy, queridos amigos... No sé si llegaré a una meta mejor que el punto de partida en el que me hallaba pero os puedo asegurar que el proceso de búsqueda que he iniciado vale la pena y me llena de vida cada mañana.
Como dijo en una entrevista Pep Guardiola:
"El peor de los riesgos es no arriesgarse"

Un fuerte abrazo.

Siempre hay tres opciones o más...


Un viejo dicho popular reza: "Una opción, no es una opción. Dos opciones, pueden ser un dilema. Tres opciones o más nos aportan la libertad de elegir sin traumas".

Hace algún tiempo, cuando estaba a punto de ver la luz después de una pequeña crisis existencial, descubrí la utilidad de buscar otras opciones, además de las obvias. Después de consultar a mi almohada noche sí, noche también, sobre las dos opciones que me habían tenido martilleándome la mente durante casi un mes, me di cuenta de que no estaba siendo inteligente y mi estrategia de reducción al "blanco o negro", al "si o no" o al "doble o nada", no me estaba ayudando.

En esta vida, nada es absoluto. Siempre hay otras opciones y ¡es nuestra responsabilidad buscarlas! Además, es un proceso intelectual y vital muy motivante, ya que nos obliga a pensar desde otras perspectivas y poniendo en cuestión principios y criterios de decisión que no siempre son los más acertados.

La libertad que nos aporta la posibilidad de elegir entre diversas opciones, nos hace volar, soñar, viajar a aquel lugar en donde podemos pensar y elegir como si nada nos atara de pies y manos (ya que esta sensación es la que frecuentemente nos limita para seguir creciendo como personas).

Yo sigo soñando mi camino y esforzándome en la búsqueda, poco a poco van apareciendo opciones muy interesantes, que antes estaban escondidas detrás de mi miedo. Esas nuevas opciones no siempre llevan a una realidad mejor pero, sólo por el simple hecho de valorarlas, me hacen crecer personal e intelectualmente.

Te animo a iniciar este tipo de proceso de búsqueda ya que, aunque corren malos tiempos para los soñadores, todavía quedamos muchos que nos resistimos a que nuestra vida y nuestro destino se reduzca a las dos caras de una moneda. La vida es mucho más, el mundo es grande y las posibilidades de cambio infinitas. Sólo tenemos que atrevernos a autorizarnos a ser un poco más felices.

Como dijo Víctor Frankl:
" Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino"