Recuperar nuestros pequeños grandes tesoros

Ayer observaba a una abuelita bailando alegremente con su nieta de seis años... Ambas seguían el ritmo de la música a su manera, una iba para un lado, la otra iba para otro... pero ambas parecían sonreír al unísono, una sonrisa de felicidad que me impactó de verdad.
La imagen descrita se quedó en mi mente por un buen rato y pensé en lo estimulante que resultaba ser niña, con todo aún por descubrir... Todo el mundo parecía abrirse a mi mirada, todos los caminos estaban aún por recorrer y por recibir todas las sorpresas que la vida me había preparado para los próximos años. Solía pensar (y por fortuna, aún lo pienso...) que viviría 100 años y que en todo ese tiempo podría hacer todo lo que quisiera... Y esa niña me recordó aquella estimulante situación infantil donde todo "se puede".

La abuelita, con mucho ya descubierto, me recordó a la mía, con la que he compartido largas conversaciones (últimamente, menos de las que me gustaría) y que me ha enseñado a apreciar los pequeños detalles de la vida cotidiana que, al final de la película, dice que se convierten en los grandes tesoros de la vida de una persona. Aquella abuelita, bailando alegremente con su nieta, transmitía el sosiego de una vida vivida que todavía tiene mucho camino por delante, aunque ese camino es ahora muy especial porque la experiencia seguramente le habrá enseñado que ese baile con su nietecita de 6 años es un gran tesoro y que como tal debe disfrutar al máximo...

Y yo, en medio de esos pensamientos, en menos de la mitad de mi vida, añoraba la inocencia estimulante de esa niña de 6 años que "todo lo puede", esa niña que dibujando en un trocito de servilleta soñaba con ser un hada, una bailarina y una princesa, ¡con su príncipe y gatito mágico y todo!. Y también envidiaba la experiencia y sabiduría de la abuelita, que sabe vivir el día a día con alegría, sosegada, sin más ambición que disfrutar de una vida feliz llena de pequeños detalles cotidianos junto a los suyos...

¿Por qué se nos olvida tan a menudo lo preciosa que es la vida cotidiana? ¿Por qué ocupamos nuestros días en soñar grandes cosas para una vida que pasa minuto a minuto por delante de nuestros ojos, mostrándonos grandes tesoros que, soñando en el futuro, dejamos escapar?

Amigos, me quiero acostumbrar a vivir la cotidianidad de forma intensa, deseo perder el hábito de planificarlo todo, necesito percibir que no dejo pasar los tesoros que la vida me regala cada día... Por ello, estas vacaciones voy a hablar más con mi abuelita, voy a relajarme sola con un baño terapéutico en el agua salada del mar, voy a estirarme en la cama a escuchar mis canciones favoritas... voy a recuperar un montón de pequeños tesoros e intentaré que cada día mi jornada sea más rica, no en aspectos materiales sino en los tesoros personales que realmente son los que me aportan mayor felicidad.

Un fuerte y cariñoso abrazo (tesoro número 1 de la semana = compartir todavía más con mis amigos)

1 comentario:

  1. Hay pequeños detalles tan importantes, que valen por toda una vida porque se quedan grabados en nuestro pensamiento para siempre, pasan a ser eternos.
    Momentos en los que se es tan feliz, que frenas en ese estado de euforia para fijar ese instante, para que sea tuyo para siempre, pidiendo que siempre sea así.
    Y es que la felicidad se compone de esos pequeños episodios intermitentes que se dan en la vida.
    No suelen ser materiales, se componen de la materia del afecto, de los sueños, de la emoción.
    Todo eso es nuestro tesoro. Lo mejor es que no hay que ir a buscarlos, ni pelear por ellos, son tesoros justamente porque se entregan desde el corazón, sin pensar, surgen y llueven en nuestras vidas como agua de mayo reparadora.
    Un beso Tres

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