Historia Prestada 1: La chica del tren

¡Hola a tod@s!

Hace tiempo que quería incorporar al blog una sección llamada "Historias Prestadas", ya que fruto de la retroalimentación que experiemento con muchos de mis amigos (de este blog y de fuera de él), recibo en ocasiones textos que merece la pena compartir.
Inaguro esta sección con un precioso texto de mi amigo D. (con su permiso, espero que le parezca bien - si no es así me lo dices y lo descuelgo de inmediato, querido D.).

Ahí va, disfrutad de su riqueza emocional y literaria. ¡Gracias D!

Estudiaba en la universidad de Girona y durante unos meses cogía el tren como medio de transporte, dos o tres días a la semana. Empleaba el tiempo del viaje, en repasar ejercicios, leer libros y en mis minutos de desconexión… pues me fijaba en el interior del vagón. En la gente, en sus peculiaridades y actividades o miraba por la ventana. Pasaron semanas y fui reconociendo a los más habituales. Somos animales de costumbre y la mayoría coge si es posible, los mismos asientos en los mismos vagones.

Había una chica, morena de una mirada liquida e intensa tras unas gafas de los años 50. Con tejanos, un abrigo de marinero, bajo el cual llevaba un suéter de colores. Una carpeta con apuntes y unos cuantos libros. Llamo mi atención y la observe en mis “recreos” durante el viaje. Empezó un divertido juego, no sabría decir cuando… Miras descuidadamente tus apuntes y levantas la mirada… ves que te está mirando y rápidamente, ella, la desvía, para posarla en su lectura. Sonríes y la miras durante un ratito, esperando que vuelva a levantar sus ojos de esas páginas que ahora centran su atención. Y cuando estas apunto de desistir… deja de observarlos y sus ojos se dirigen a ti. Esta vez soy yo el que en un acto reflejo, disimulo y continúo la mentira en forma de estudio. Noto el corazón palpitando… y me pregunto, ¿por qué estoy acelerado? Quiero mirarla, pero hay algo que me lo impide. Sube la tensión hasta que rompe la pose y volvemos a cruzarnos con la visión del uno al otro. Esta vez aguantamos ambos unos largos segundos… y sonreímos casi al unísono agachando nuestras cabezas. Mientras uno tras del otro nos hundimos en nuestras lecturas.

Eso se repitió varias veces ese día. Varios días ese mes… Era nuestro ritual… Un precioso juego de seducción, sin utilizar palabras, solo pupilas encontradas. Se acercaba el final del curso y así mis viajes en tren hacia Girona. La última semana de ir a clase, decidí llegar un poco más tarde, o un mucho…me espere y baje en su estación. Deje que ella fuera delante, sin percatarse de mi presencia. Al llegar a los tornos, se encontraba un revisor pidiendo los billetes. La vi retroceder con cara de circunstancias. Me acerqué a ella y le pregunté si tenía billete, a lo que respondió con sorpresa por mi presencia, que no. Le susurre, no te preocupes. Fui al revisor y le comente que no había podido comprar el billete para mi amiga y que habíamos subido juntos y en el tren no había pasado nadie para comprarlo. Al enseñarle mi acreditación de empresa, nos hizo pasar sin problema. Ella me dio las gracias y con una mirada al alejarse se despidió moviendo la mano mientras se alejaba. Creo que mas turbada que yo…

A los dos días, nos volvimos a encontrar en el tren y simplemente interpretamos el mismo ritual, más intenso, sin atisbo de disimulo… pero yo no me atreví a acercarme y ella tampoco lo hizo. Al llegar a mi estación, ella se levanto y me dio un pequeño papel que dejo en mi mano como si de una caricia se tratara. Lo guardé en mi puño y me fui con una sensación muy bonita hacia la universidad. Una vez allí vi su nombre y su teléfono.

Pero la historia termino en ese pedacito de papel, corrió su misma suerte… tenía un agujero en mi pantalón. Al llegar a casa no volví a encontrar la preciada nota. Y aunque incluso unas semanas más tarde cogí el mismo tren tan solo para volver a encontrarla, eso nunca ocurrió.

La vida no es una línea recta del nacimiento a la muerte...

Buenas tardes amigos,

Quisiera compartir con vosotros un pequeño fragmento de la escritora Lise Heyboer.

Cuando nos hacemos mayores, nos damos cuenta de que el mundo es inseguro y cambiante y que nada externo puede ser la base de nuestro bienestar. Es entonces cuando las personas empezamos a buscar en nuestro interior, esa paz y serenidad que tanto necesitamos. De este modo, la exploración de nosotros mismos nos descubre nuevos horizontes emocionales que nos aportan nuevos sueños e ilusiones, los cuales se presentan como infinitos... La riqueza y fortaleza interior se fundamenta en el cultivo de nuestras almas, que se vuelve "nuestro hogar" en tiempos difíciles...

Disfrutad del fondo de las palabras de Heyboer:

La vida necesita ritmo y estructura, pero no acepte que éstos sean rígidos, porque entonces no estarán vivos. Haga su propia música, cree un jardín como un cuento de hadas, cocine una cena de reyes, ame como Romeo. Cuando uno abandona el camino corriente esculpe un paisaje en el alma y la vida ya no es una línea recta del nacimiento a la muerte. Surge un paisaje con montañas y campos que dan estructura y energía al alma. Más tarde, todo se poblará de ricas memorias..."
Que tengáis una feliz tarde!

Elena

¿Nunca es tarde para volver a empezar? Quizás sí pero yo sé que estoy en el buen camino


Hoy pensaba en el refrán: "nunca es tarde si la dicha es buena" y también en la frase popular: "Nunca es tarde para volver a empezar". Y me preguntaba: ¿Seguro?
En cada tropiezo o desilusión, nuestro corazoncito se va endureciendo y nuestro espíritu pierde un poco más de confianza y de inocencia. Ya sé que esas son barreras y miedos que vamos incorporando y que debemos aprender a superar pero lo que es indudable es que ya "nada será lo mismo" y "volver a empezar" haciendo "tabula rasa" no será posible.

Y no será posible porque mi corazón ya ha aprendido a protegerse de los males que ha sufrido y por tanto, yo nunca seré la misma para volver a iniciar el camino sin las barreras emocionales que me cercan.

Y me da muchísima pena porque me encanta recordar cuando cada mañana, mi vida era de color de rosa, ¡qué digo rosa!, era multicolor como el arco iris más precioso del mundo... Sonreía siempre y confiaba en lo que la vida iría poniendo a mi alcance. Mi existencia era una ilusión continua, casi imposible, pero de verdad que era muy muy muy feliz...

Y no me convence la excusa que oponen algunos que me quieren bien a mi continua búsqueda ya que el "estás madurando, es inevitable" no me lo trago, me niego... Y mi batalla diaria es localizar cuándo y por qué fue que perdí la inocencia natural que me hacía vibrar ora sí, ora también, y conseguía que mi mundo se rindiera a la sorpresa que la vida preparaba cada día para mí.

Algunos pensarán que soy una ilusa o que estoy algo "pallá"... Pero yo sé que estoy en el buen camino, porque las personas somos felices cuando nos hallamos en armonía con nuestras almas y es entonces cuando sonreímos y cuando entregamos al mundo, a los demás y a nosotros mismos lo mejor y lo más valioso que hay en nuestro interior...

Otros pensarán, "no has madurado"... Pero yo sé que estoy en el buen camino, porque para qué nos sirve madurar si no dejamos de cargar pesadas rocas en nuestra mochila vital... Todos conocemos bien la Ley de la Gravedad y sabemos que todo tiende a llegar al suelo, así que no nos carguemos de más piedras innecesarias que nos hagan llegar al suelo antes de tiempo...

Quizás algún otro pueda pensar que no tengo nada claro... Y puede que tenga razón, pero yo sé que estoy en el buen camino, porque cuando no tienes las cosas claras, tu destino se va construyendo a cada paso y como el bebé que aprende a andar, cada día es emocionante, cada paso es un nuevo reto y en el caso de que aprendas a andar a los 35 como yo tienes la gran ventaja de divisar varios senderos, infinitos senderos para recorrer, sola o en compañía, por un tiempo o para siempre...

Pero en todo caso, haga lo que haga, nunca seré la misma que ayer para "volver a empezar" aunque yo sé que aún y asumiendo este hecho, estoy en el buen camino, porque lo realmente importante no es empezar de nuevo sino seguir caminando hacia aquellos lugares en dónde nos sintamos más auténticos y más libres.

Un fuerte abrazo,

Elena

Armando las piezas de mi puzzle...

Hoy ha sido un día feliz, hemos celebrado el 87 cumpleaños de mi única y queridísima "yaya Vicentus". Toda la familia nos hemos reunido para pasar un día de domingo muy especial... Se veía a mi abuela tan feliz de estar rodeada por todos los suyos...

Pero yo no me siento del todo bien, en lugar de aprovechar el momento al máximo me he perdido en mis pensamientos varios momentos durante el día, algunos demasiado largos, y ahora no puedo recuperar lo que "me he perdido"...

Me pasa muy a menudo, estoy aquí pero mi cabeza está allá y lo que es peor, mi corazón no tengo ni idea dónde se halla... Es como si mi interior estuviese fragmentado y, al mismo tiempo, me estuviera pidiendo a gritos que lo cohesione, para que no sufra tanto...

Ojalá un poco de Loctite lo arreglara pero creo que en mi caso la labor que debo emprender es algo más compleja y mi camino hasta conseguirlo se adivina largo... Y es que mi interior es como un puzzle desarmado, con miles de piezas de diversos tamaños y colores, unas más gastadas que otras, algunas de formas desconocidas que debería encajar casi por azar para acertar o bien ir probando a riesgo de estropear algunas más conocidas...

En fin, que el puzzle de mi vida está sobre la mesa y, como me ha dicho mi pequeña gran amiga Chiara en varias ocasiones, debo empezar a armar mis piezas, sin prisa pero sin pausa... "Empieza ya Elen, no le des más vueltas, debes empezar a armar las piezas del puzzle, atrévete...".

Y la verdad es que esta noche este símil ha cobrado mucho sentido, porque me siento troceada pero al mismo tiempo compuesta de maravillosas piezas que una vez encajen, formarán un paisaje precioso, el escenario de una vida más madura y consciente, una existencia más sosegada, que es lo que más anhelo.

Algunos de los que me leéis sois piezas imprescindibles en mi puzzle, otros sois nuevas piezas que deseo descubrir, algunos otros sois antiguas piezas que me gustaría encajar de nuevo en mi presente y todos, absolutamente todos, sois piezas que deseo tener en mi vida, hoy y mañana ...

Así que poneros guapos, mostrad toda vuestra magia y los más bonitos colores porque allá voy, a armar un puzzle chulísimo, el de mi vida, que en alguna medida también es la vuestra (el de la pieza que se llama Elena)!!!

Un besote y feliz lunes a todos!!!

Elena

Busca en tu interior, amiga Ele

Buenas noches amigos,

Esta entrada es algo diferente a las demás. Con permiso de mi amiga G., voy a compartir con vosotros una conversación que hemos tenido hace unos instantes... Hoy me sentía algo perdida y triste y gracias a sus palabras he recuperado algo que ya sabía... Somos lo que sentimos y la paz nunca la hallaremos fuera de nosotros sino en el interior de nuestros corazones.

Llevo algún tiempo intentando adivinar por qué no hallo el sosiego y la serenidad que necesito... Mi amiga me ha preguntado: "¿Qué cosas lindas hay en tu vida Ele?" Y yo le he respondido todo aquello que me hace feliz: el amar y ser amada, mi familia, mis amigos, ayudar a los demás, el mar, la montaña, reir, aprender... Le he relatado una lista interminable que hemos concluido para pasar a otra pregunta...

En segundo lugar me ha dicho: "Y ahora Ele, dime qué cosas lindas hay en ti?". No sin dificultades, he empezado a hablar de mi y le he dicho que ofrecía generosidad, entrega, amor, amistad, perseverancia, inteligencia, afán de superación, justicia, espíritu solidario...

Por último, mi querida amiga G. ha concluido: "¿Cuántas veces das las gracias por las cosas lindas que disfrutas en tu vida?", "¿Cuántas veces te das amor a ti misma, después de repartir amor entre familia, amigos, seres a los que ayudas... ? ¿Te acuerdas de amarte a ti misma, Ele?".
No era un libro de autoayuda el que hablaba sino una amiga que me conoce bien, G. ha dado en el clavo de dos áreas que debo desarrollar para concluir con el puntazo final de una reflexión profunda:

"Ele, debemos agradecer por las cosas lindas que tenemos en nuestra vida y saber amarnos también a nosotros mismos y no sólo a los demás. Y si buscas la paz, la serenidad, el sosiego, no la busques fuera, ya que sólo la hallarás en tu lindo interior".

Con mucho cariño (no todo porque hoy me guardo un poquito de amor para mi) y agradeciendo tener la oportunidad de compartir con vosotros en este medio, me despido con un abrazo lleno de energía positiva para que sigáis caminando en la senda del autoconocimiento y el desarrollo personal.

Elena.

El poder de la música

Hola de nuevo amigos,

Hoy hablaré de la música. Cuando era una adolescente descubrí cómo la música me hacía subir al cielo y como me consolaba también en los malos momentos... Era mi amiga, siempre estaba presente y, con ella, todos los sentimientos y emociones que formaban mi existencia se encapsulaban para siempre en una banda sonora para cada momento.
Poco a poco, fui perdiéndola y nuestra amistad (la mía con la música) se fue debilitando... Si por azar sonaba una pieza de "mi pasado", recordaba melancólica y pensaba "qué tiempos..." y me prometía dedicarle más tiempo, ya que mi espíritu la necesitaba... Pero la rutina del día a día me dejaba poco margen, ya que llegaba de noche agotada después de una jornada laboral larga y mi día invariablemente acababa mudo y sin energía.

Cuando era más joven, tenía una canción para cada momento, incluso para cada persona importante en mi vida. Me gustaba ponerle hilo musical a mi existencia y recuerdo aquellas grabaciones directas desde la radio en las que tenía que hacer malabarismos para expulsar al locutor, que siempre cortaba las mejores canciones. En aquellos tiempos la SGAE no estaba tan pesada...

Recuerdo como me sentía vital, enérgica y capaz de todo al cantar a todo pulmón, como si fuese una auténtica estrella del pop... Tenía toda la vida por delante e infinitas composiciones musicales que descubrir. Hoy entiendo lo que hacía la música por mi, potenciaba a tope mi optimismo, mis ganas de vivir... Ese es el poder de la música, que amansa la fiera que todos (sin excepción) llevamos dentro. Algunas fieras son el resentimiento, el hastío, la rabia, la depresión, la tristeza... Todas son amansadas con una buena música.

Y en eso estoy en este mes de julio, me he decidido a poner banda sonora de nuevo a mi vida... Cada mes elegiré una selección de 10 canciones y las asociaré a 10 momentos importantes o especialmente emotivos de ese mes... A modo de diario musical, dicha selección me ayudará a recordar, me inspirará, me motivará de nuevo... gracias al recuerdo de los momentos vividos asociados a cada pieza elegida.

La música me llena el corazón y bailar me motiva y me alegra como pocas cosas lo hacen, sin motivo, puedo levantar el ánimo en pocos minutos. La música, mi música, es muy poderosa... Tiene efecto directo y positivo sobre mi optimismo y felicidad y por este motivo le voy a hacer, de nuevo, un gran hueco en mi vida, en cada uno de mis días.

Un abrazo y un feliz y musical fin de semana!