Acabo de llegar a casa, después de disfrutar de una animada y energizante cena de viejos amigos. La mayoría de nosotros nos conocimos con 4 añitos de edad y pasamos juntos toda nuestra infancia y parte de la adolescencia en el colegio. Compartíamos clases y juegos en el recreo. Lo que más me gustaba era "la hora del comedor" en la que los niños que teníamos mamás y papás trabajando, nos quedábamos a comer en la escuela y disfrutábamos de casi tres horas adicionales de recreo diario. Esos fueron tiempos muy felices para mi (y creo que para la mayoría de mis amigos) y fue en esa época en donde empezamos a aprender las reglas de socialización, a ocupar nuestros primeros "roles" dentro del grupo y a establecer las primeras "relaciones" de nuestra vida.
Esta noche, después de más de 30 años, muchas cosas han cambiado en nuestras vidas. Algunos están casados, tienen hijos, un trabajo estable. Son personas "adultas responsables y con una vida como Dios manda". Otros, como yo, siguen buscando su lugar en el mundo, sin conformarse a vivir el presente conforme a normas externas o estereotipos que no van con ellos. No hemos tenido tanta suerte y nuestro corazón y mente nos llevan inevitablemente por otros derroteros...
Unos y los otros no parecen ser más o menos felices en función de su situación diferente ("normal para la edad" vs. "en búsqueda constante"). Parece ser que la vida ofrece las mismas oportunidades de éxito y de fracaso, de alegría y de pena, de plenitud o vacío interior a aquellos que llevan una vida conforme a lo que se esperaba de ellos como a aquellos que han decidido romper con las normas y explorar nuevos caminos en busca de su propio lugar y forma de estar en el mundo...
No obstante, cuando escuchaba a mis amigos que son padres, he reparado en que buena parte de su conversación se centraba en la vida de otra persona, la de sus hijos, y en algún momento alguien ha hecho alusión al "egoísmo de algunas personas que no tienen hijos por no perder su libertad". Esta afirmación me ha perdido en mis pensamientos durante unos minutos y en mi fuero interno, he concluido que no estoy en absoluto de acuerdo. Creo que los que todavía no hemos decidido traer a otra personita al mundo tenemos diversas razones (todas tan lícitas como las que movieron a los padres a procrear) para no haber sido padres todavía. En mi caso concreto, ¿cómo voy a perder mi libertad individual si todavía sigo luchando para ganarla? ¿cómo voy a plantearme cuidar de alguien más si todavía estoy aprendiendo a cuidar de mi propia vida?
Del pensamiento anterior he vuelto a aterrizar en el abominable mundo de los estereotipos y me he vuelto a sentir incómoda al pensar que en la mente de alguno de mis amigos podía estar hirviendo un sentimiento de compasión hacia mi por ser una chica en la mitad de sus treinta, sin pareja y sin hijos todavía (porque según han dicho también, "los hijos se han de tener cuando eres joven"). Pero instantes más tarde he recordado la suerte que tengo de estar como estoy, libre para decidir sobre mi propio destino, sin más ataduras que mi voluntad y mis sentimientos. Y para nada me siento egoísta por no decidir todavía (no sé si lo haré algún día) ser madre. Tengo derecho a ser feliz aún siendo una persona adulta independiente y sin compromisos familiares.
Mi inquietud intelectual, mi carácter curioso, mi ambición por conocer el mundo, mi gusto por las nuevas experiencias... Todos estos aspectos son los que me han llevado a esta situación, soy consciente que la misma cada vez es más escogida y que mis decisiones son coherentes con mis sueños y mi escala de valores. Y con estos pensamientos, siento que cada día recupero una parcela más de mi poder personal, desde el cual, puedo reflexionar, crear, compartir con los demás mi existencia y el proceso de crecimiento que estoy experimentando. Todavía no estoy preparada para nada más y me autorizo a negar que sea "rara" por desear vivencias que "no estaban programadas para mi".
La vita e bella y debemos dar las gracias por ser conscientes del potencial personal que tenemos si sabemos aprovechar las infinitas ventanas de oportunidad que se nos plantean cada día. Una oportunidad es decidir ser madre. Pero existen otras muchas a explorar que, escogiendo la primera, se convierten en costes de oportunidad que hoy no estoy todavía dispuesta a asumir.
Los recuerdos que han contado mis amigos me han llenado el corazón. Los presentes que han compartido han sido eso, presentes (regalos) para mí que, de nuevo, me han demostrado que estoy en el buen camino, el camino de la libertad de elección individual.
Hasta pronto.
Tenemos una sola vida, nuestra y nosotros debemos decidir con quien la compartimos. Una pareja puede cambiar a lo largo del tiempo, pero un hijo es para toda la vida.
ResponderEliminarTener un hijo es una elección que implica un importante compromiso, por lo que hay que estar muy concienciado y preparado para tenerlo. No es un mueble que se adquiere, es un ser que dependerá de nosotros muchos años y que por lo tanto nos condicionará nuestra vida, nuestras decisiones, nuestra economía, nuestro lugar de residencia.
Ya terminó la época de los estereotipos sociales, el de adquirir obligaciones que muchos no eran capaces de asumir en base a modelos sociales o relojes biológicos.
Pienso que estás en el buen camino, en el de la libertad, de la consciencia y no se es más feliz por tener hijos o no tenerlos.
Un beso
Querida Osane,
ResponderEliminarMe gustaría que disfrutaras de un nuevo video que he colgado en la lista "Videos para pensar" de este blog. Se titula: "Nadie se cruza en tu vida por azar" y habla de que todas y cada una de las personas que van entrando y saliendo de nuestra vida lo hacen por un motivo y tiempo.
Es una interesante perspectiva de nuestros diferentes círculos de relaciones (ya sean familiares, de amistad, laborales, sociales o del tipo que sean).
Puede ser muy motivante y útil reflexionar acerca de este punto de vista, ya que si conseguimos identificar qué motivo ha causado que una persona de nuestra vida esté o haya estado acompañándonos durante un tiempo más o menos largo (el video habla de "por una razón"; "por una estación"; "por toda una vida") podremos interpretar mucho mejor los hechos que van marcando nuestra relación con ella y comprender mejor los posibles porqués de las rupturas o abandonos que a veces nos cogen por sorpresa.
Espero que te guste.
Hasta pronto.
Continuará.............
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