El mayor de los riesgos es no arriesgarse


Cuando dejamos que el destino decida por nosotros, dejamos de vivir un poco (bastante, diría yo...). Muy a menudo pienso en mi infancia, cuando creía que me iría haciendo mayor y mi vida se iría llenando de felices experiencias de una forma más o menos programada, en función de lo que me habían transmitido mis padres.

Hasta cierta edad esa imagen se fue convirtiendo en realidad: estudié y estudié, hasta terminar con éxito dos carreras universitarias y varios postgrados. Hallé mi primer empleo y después un segundo trabajo mucho mejor que el primero. Tuve un novio, luego otro y con el tercero me casé. Compré una vivienda y firmé la correspondiente hipoteca. En fin, llevé la vida que el destino me había deparado... Una buena vida, llena de comodidades.

¿Y qué ocurrió en aquel tiempo con mis sueños? Entre tantos planes ajenos ejecutados a la perfección por esta buena chica, ¿hubo lugar para intentar volar? ¿me escapé alguna vez o no hubo hueco para la travesura y la valentía en todos aquellos años?

Lamentablemente, debo confesar que mi vida transcurrió conforme a lo planeado para una chica como yo, ¿felizmente...? No para mí... Y un día desperté, me divorcié, empecé a ser consciente de que ese "trabajo para toda la vida" estaba aniquilando toda mi creatividad y mi pasión por la vida y hace poco también me empezó a pesar demasiado la hipoteca y la propiedad que la causó... Y me pregunto: ¿es esto la vida? ¿la vida es una sucesión de planes sin margen para el desvío?

De mi reflexión sobre las anteriores cuestiones concluí, llena de emoción, que había estado muy equivocada. Nadie me obligaba a seguir los estereotipos, ni el camino marcado para "una chica como yo". Tenía mi destino entre mis manos desde siempre, pero ni lo había visto... Había estado muy ocupada en cumplir y no había tenido tiempo para soñar, elegir y arriesgarme a tomar la senda que más interesante me pareciera...

En ese momento, me sentí profundamente feliz, había empezado a recuperar (o ganar por primera vez) un poder personal hasta entonces desconocido, el cual me impulsaba a soñar nuevos paisajes y decorados en los que mi vida podía desarrollarse. El marco vital al que me había sometido desde que tenía uso de razón se estaba desdibujando para dejar paso a un nuevo entorno, sin límites, sin obstáculos ajenos a mi propia voluntad.

Y aquella nueva situación implicó compromiso y responsabilidad, ya que la vida no la debí haber dejado nunca al azar... Por eso decidí implicarme y tomar riesgos.

¿Y qué es el Riesgo? "Riesgo" significa atreverse a crecer, aceptar nuevos retos, adquirir compromisos, apasionarme, apostar por la vida pero sin subestimar los peligros con los que me voy encontrando, a fin de poder controlarlos... Tomar riesgos significa reflexionar, plantearnos dudas, cuestionar lo que siempre hemos hecho y resolver todo aquello que no nos acaba de convencer...

¿Y el mayor Mitigante de Riesgo? Estoy descubriendo que una de las formas para cubrir muchos de los riesgos vitales a los que nos enfrentamos es no buscar la seguridad fuera de nosotros mismos y atrevernos a ser tal y como somos, ilusionarnos, pensar a menudo en nuevos proyectos...

Y en eso estoy, queridos amigos... No sé si llegaré a una meta mejor que el punto de partida en el que me hallaba pero os puedo asegurar que el proceso de búsqueda que he iniciado vale la pena y me llena de vida cada mañana.
Como dijo en una entrevista Pep Guardiola:
"El peor de los riesgos es no arriesgarse"

Un fuerte abrazo.

2 comentarios:

  1. Nunca se sabe como será la meta hasta que se alcanza. Quizás no alcancemos nunca la meta que que nos propusimos, pero por lo menos habremos luchado y vivido experiencias en el camino.
    Una cosa lleva a otra, pero el elegir por nosotros mismos, y no por lo que nos han venido condicionando nuestras familias toda la vida ya es un gran triunfo, finalmente nuestra vida es nuestra, nadie la vive por nosotros y tenemos derecho a equivocarnos y sentir satisfacción cuando acertamos, aunque nos cueste cerrar puertas para abrir otras mas nuevas.
    Un beso.

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  2. Querida Osane,
    En mi caso, frecuentemente está siendo doloroso "apartarme del camino marcado" para explorar nuevos rumbos inciertos... No obstante, la sensación de ligereza mental que me produce la libertad de elección absoluta, compensa...
    El popular dicho catalán "Qui no s' arrisca, no pisca" (cuya traducción al castellano sería algo así como "quien no se arriesga no gana")ha tomado peso en todos mis procesos decisionales de los últimos tiempos. Poco a poco, el miedo a lo desconocido y el estar aferrada a la imaginaria seguridad que me ofrecía mi status quo anterior va dejando paso al gusto por lo nuevo, por lo desconocido y por la apertura de nuevas ventanas vitales de oportunidad para crecer. Ahora lidero mi propia vida, tomando riesgos previamente valorados (no se trata de ir por la vida a lo loco, actuando temerariamente) pero sin miedo a perder porque está demostrado que "no decidir" también es una decisión y el "miedo a perder" paradójicamente, aniquila toda posibilidad de ganar (nuevas realidades y experiencias enriquecedoras).
    Un abrazo

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