Descubrimiento Nº 1: ¡Nuestra esencia personal no se negocia! ... Debemos ser asertivos


Cuando abordamos la motivante aventura de ir en busca del tesoro de nuestra plenitud vital, inevitablemente deberíamos "apearnos" en la estación llamada: "Mi esencia personal". Desde bien pequeños nos enseñan normas que observar, deberes que cumplir, metas que deberíamos lograr...


Lamentablemente, sólo en casos muy excepcionales nos han hecho y hemos tenido ocasión de responder a preguntas tan fundamentales como: ¿Qué quieres?, ¿Quién eres?, ¿Por qué haces lo que haces?... Además, por si la situación ya no fuera lo suficientemente complicada, la mayoría de mortales nos hallamos sometidos a diversos prejuicios, opiniones de terceras personas (padres, pareja, jefe...) e imágenes programadas sobre lo que "debería ser nuestra vida ideal".


¡Basta ya!

¡Nuestra esencia personal no se negocia!


Por favor, asumamos el máximo protagonismo en la obra de nuestra vida y actuemos con firmeza y la mayor de las potencias para defendernos que las "inocentes y bien intencionadas agresiones externas". Son como "el gota a gota", nos van matando "lentas pero seguras", aniquilando a "trocitos", un poquito cada día, partes de nuestra personalidad tan genuinas que son claves para nuestro desarrollo y evolución hacia una vida más plena.


¿Y por qué hablamos de negociación? Pues porque la vida es muy compleja y se forma por múltiples interacciones diarias entre nuestro "yo" y los "otros". ¿Y qué ocurre en muchas de esas interacciones diarias? Nos vemos "obligados" (¿por quién?) a escondernos detrás de las "buenas formas", a negociar nuestros sueños y en los peores casos, a ceder en beneficio de una "convivencia pacífica" con los demás. Y la pregunta del millón: ¿Esta actitud (complaciente) nos ayuda a conseguir nuestras metas con mayor facilidad?, ¿Nos sentimos más felices con esta forma de actuar? Si la respuesta es afirmativa, no cambies, muy probablemente lo estés haciendo muy bien y tu estrategia es acertada... El problema es que la práctica totalidad de personas a quienes se les formula esta pregunta responden un "NO" rotundo. Y es que negociar con uno mismo suele tener graves costes personales y muy escasos beneficios.


Os animo a "soltar lastre", a sacarnos de encima esas "losas que aplastan nuestro ser más auténtico". Nuestra esencia es frágil, es el activo más bello que tenemos en el propio patrimonio emocional y debemos gestionarlo eficientemente y con mucho cariño. No podemos "regalar" ni mucho menos "vender" el mayor de los tesoros, nuestra integridad. Ésta se halla constituida por nuestros valores fundamentales y nuestros principios y si fruto de la relación con los demás nos vemos obligados a ceder y negociar con nuestra esencia (¿sí?, ¿seguro que es una obligación o una elección cobarde?) debemos estar atentos a que esta actitud puede causar grandes daños e incluso destruir nuestro valor personal.


¿En cuántas ocasiones has sentido malestar por estar renunciando o faltando el respeto a uno de tus valores o principios fundamentales por complacer o evitar conflictos con las personas de tu entorno? No respondas, únicamente reflexiona en qué situaciones te ha ocurrido y observa si como consecuencia de esa actitud la situación ha mejorado o ha empeorado (no para los demás sino para ti). Como ejemplos más prácticos, podemos identificar situaciones de renuncia a parte de nuestra esencia personal para satisfacer a un jefe, a una pareja, a un amigo, a tu padre... Estas renuncias no suelen ser "grandes renuncias de una sola vez" sino pequeñas erosiones de valor que con el tiempo, nos deforman y casi sin darnos cuenta, nos pueden volver "irreconocibles".


En mi caso sigo trabajando al estilo de la hormiguita, poco a poco, día a día, voy identificando aquellas situaciones en las que mi esencia personal peligra y ante tal riesgo, busco herramientas y recursos que me sirvan para mitigarlo. Uno de los recursos más útiles en esta labor es la asertividad, que es la habilidad o estilo de comunicación que se sitúa en el punto intermedio (equilibrado y eficiente) entre las conductas polares de la agresividad y la pasividad. La asertividad consiste en un proceso de comunicación maduro en el que la persona ni agrede (agresividad) ni se somete (pasividad) a la voluntad de los demás, sino que expresa su opinión y defiende sus derechos, valores y principios con respeto y eficiencia. Por último, el estilo asertivo de comunicación nos permite estar abiertos a la posición de las personas con las que nos comunicamos, a cuyas opiniones otorgamos la misma importancia que a nuestra propia opinión.


Para finalizar el post de hoy, algunas citas relacionadas con la asertividad.


Hasta mañana y que pases un feliz día.




"En la vida te tratan tal y como tú enseñas a la gente a tratarte" (Wayne W. Dyer)


"Si quieres ser respetado por los demás, lo mejor es respetarte a ti mismo" (Dostoievski)


"Ni sumisión, ni agresión. Asertividad" (Walter Riso)


"No hay nada malo en el poder, si se usa correctamente... Lo que hace falta es la comprensión de que el poder sin amor es temerario y abusivo y que el amor sin poder es sentimental y anémico" (Martin Luther King)


"Detesto a las víctimas cuando ellas respetan a sus verdugos" (Jean Paul Sartre)


"Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir No, cuando es NO" (Gabriel García Márquez)


3 comentarios:

  1. Cuánta razón tienes! Nos deberíamos obligar a leer tu nota por lo menos una vez a la semana para no olvidarlo.

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  2. La importancia de saber decir NO es vital. Además permite ver las reacciones de los que esperan que siempre digas si. Se lleva una sorpresas.
    A veces cuando dejas de ceder o someterte y dices no, descubres que solo te estaban utilizando para un fin y descubrir eso aunque decepcionante es muy edificante y que los demás descubran a su vez que no cedes siempre hace cambiar mucho el panorama y la situación.
    Muy interesante.
    Besos

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  3. Hola: ¿podrías poner un enlace a la entrada de mi blog de donde sacaste estas citas? Muchas gracias y saludos

    Asertividad

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